La soberbia colección de tapices del Apocalipsis de San Juan de la Basílica del Valle de los Caídos, se componen de ocho tapices de gran tamaño (de 5,20-5,30 m de altura a 8,55 a 8,90 de anchura). Fue el emperador Carlos V quién encargó los tapices en Flandes (tal vez en Brujas, Amberes o Bruselas) sobre el 1553.

Dos manufacturas bruselesas fueron las encargadas de tejerlos bajo la dirección de Willem de Pannemaker. Fueron efectuados en hilo de oro, plata, seda y sayeta.
El pago efectuado por el rey ascendió a 7264 escudos a los cuales añadió 100 escudos más como gratificación, entendemos que satisfecho con el resultado final de la tapicería.

En cuanto a la realización de los cartones que sirvieron de base a los tapices parece ya demostrado que fue el bruselés Bernard Van Orley quién pintó los cartones claramente influenciado por el pintor alemán Alberto Durero. Durero pintó en 1498 14 xilografías sobre el Apocalipsis, inspirados en la Biblia de Colonia y Nuremberg aparecidas en los años 1479 y 1483 respectivamente y ricas ambas en ilustraciones xilográficas.
Durero conoció a Van Orley en el primero de sus dos viajes a los Países Bajos (entre 1520 y 1521), con quien estableció una relación de amistad que perduró durante el resto de sus vidas.

Resultaría complicado precisar el año en que Van Orley dibujó los cartones para los tapices, aunque podríamos asegurar sin temor a equivocarnos, que fue al final de sus días cuando realizó el encargó encomendado por alguno de los mas prestigiosos talleres de Bruselas.
Van Orley murió el 06 de enero de 1542 por lo que, por lo dicho anteriormente, la fecha de creación de los cartones debe aproximarse a este año de 1542.

El traslado de la colección de tapices hasta España fue muy accidentado. En 1559, el barco que trasportaba los tapices desde Flandes a Laredo (Cantabria), naufragó debido a una gran tormenta perdiéndose en el desastre seis de los ocho tapices.
Estos seis tapices tuvieron que ser rehechos siguiendo el modelo de los dos que se salvaron del naufragio y, de nuevo, de los cartones de Van Orley. Una vez más fue Guillermo Pannemaker el encargado de esta labor. Esta vez, y dadas las circunstancias tan “sólo” se emplearon dos años en la elaboración de los seis tapices.

Escarmentados por lo ocurrido tras el naufragio y para no tentar a la suerte, la nueva colección de tapices emprendió viaje hasta España esta vez por tierra, en un lento peregrinar que iniciado en Agosto de 1561 no concluyó hasta Octubre de 1562.

Desde su llegada a nuestro país hasta nuestros días, han sido múltiples las ubicaciones de los tapices, hasta encontrar su definitivo emplazamiento. En un primer momento estuvieron ubicados en la capilla del viejo Alcázar de Madrid (lo que hoy es el Palacio de Oriente).
Además se sabe, y el traslado está referenciado, que cuatro de estos tapices se llevaron en 1659 a la isla de los faisanes, con ocasión de los esponsales de Luís XIV con María Teresa de Austria. También hay datos de la presencia de los tapices en la Iglesia de San Jerónimo con ocasión del juramento de Felipe V o el bautizo de Luís I el 08 de Diciembre de 1707 de nuevo en el Real Alcázar de Madrid.

Para fortuna de la que es sin ningún género de dudas la mejor colección de tapices del mundo (en España contamos con mas de 14 kilómetros de tapices), los tapices del Apocalipsis no perecieron pasto de las llamas en el pavoroso incendio que en 1738 asoló el Alcázar de Madrid.

Los tapices fueron por fin ubicados definitivamente en el Palacio de la Granja de San Ildefonso de donde fueron sacados en 1955 para ser emplazados en la Basílica del Valle de los Caídos, todavía en obras. Años mas tarde y dadas las especiales condiciones de humedad de la Basílica fueron retirados para ser sustituidos por unas esplendidas réplicas realizadas por las Industrias Artísticas Agrupadas, institución especializada en este tipo de labores.

 

 

Categorías: Miscelanea

5 commentarios

Hermenegildo · 5 junio, 2012 a las 18:20

¿Donde se conservan actualmente los tapices originales?

    linares · 5 junio, 2012 a las 18:32

    En el Palacio de La Granja de San Ildefonso.

Guripa · 2 junio, 2012 a las 19:31

San Juan tiene por símbolo un águila en el Tetramorfos, símbolo de los cuatro evangelistas. La presencia de este símbolo en el escudo de nuestra bandera viene de lejos (aunque hoy, en aras de la aconfesionalidad del Estado, haya sido suprimido), y el resto de símbolos de nuestra bandera también.

Debemos sentirnos orgullosos los españoles de que nuestros orígenes se hallen reflejados en nuestra bandera. En el siguiente texto hallaremos una explicación sobre el tema.

-Águila de San Juan:

San Juan fue uno de los doce discípulos de Jesús, su amigo más íntimo, que nos dejó además de su Evangelio, sus Epístolas y el Apocalipsis; su lenguaje es de lo más alto que nos ha llegado sobre la vida y mensajes de Jesús; su símbolo es el águila por la sublimidad espiritual de su persona. Fue añadida «el águila de Patmos» porque fue en el día de San Juan cuando fue proclamada Isabel reina de Castilla. El águila en el emblema de España nos hace ver un Estado fuerte e imperial; pero frente a las águilas páganas presentes en otros Estados con vocación imperialista, la de nuestra Nación muestra la adhesión a la Fe en Cristo, defendida tantas veces con sangre por España.

 -Corona imperial:

A diferencia de la actual, que es real, la del anterior escudo es imperial y muestra la tendencia al imperio.

-El yugo y las flechas:

El yugo representa la unión de los reinos de Castilla y Aragón, mientras que las flechas representan los cinco reinos que conforman la Nación española.

 -Una, Grande, Libre:

Creadas por Ramiro Ledesma, nacionalsindicalista y principal fundador junto a Onésimo Redondo de las JONS, muestran UNA España unida, suficientemente diversa e igual para no necesitar nacionalismos separatistas, GRANDE como lo ha sido en su historia y debe serlo en el futuro y, LIBRE no sólo de injerencias extranjeras sino también de egoismos, amoralidad y materialismo.

-El castillo y el león:

Representan a Castilla y León, unidas ya sin interrupción en el siglo XIII. Pero ya un siglo antes Alfonso VII el Emperador(1126-1157) adoptó como armas el castillo y el león.

-Bandas rojas y amarillas:

Representa la Corona de Aragón. Las barras rojas eran las armas de Wifredo I el Velloso, primer conde independiente de Barcelona (874-898), según la leyenda fue herido en una batalla contra los normandos en el año 875, entonces el Rey Carlos el Calvo le visitó en su tienda y le rogó una merced, Wifredo dijo: «Dadme, señor, un blasón para mi escudo»; el escudo estaba a la cabeza del lecho, y entonces el monarca, mojó los dedos con la sangre de la herida de Wifredo y los pasó por el escudo dorado marcando cuatro rayas rojas, diciendo: «Divisa que con sangre se gana, con sangre debe estar escrita. Estas barras serán las armas de vuestro escudo».

-Las cadenas:

Representan al reino de Navarra, la cual se unió a la Monarquía hispánica en 1512. Se dice proceden de la batalla de las Navas de Tolosa, ganada por los príncipes cristianos, al Miramolín Mohamed, el cual tenía la tienda rodeada por camellos amarrados con poderosas cadenas, tras la batalla los navarros se llevaron las susodichas cadenas y conformaron el escudo de Navarra.

 -La granada:

Simboliza el reino de Granada, el último bastión musulmán, tomado en 1492. De esta manera se conseguiría la tan necesitada unidad religiosa para conseguir estabilidad, no sólo política, sino también espiritual de todos los habitantes de España.

-Columnas:

Las dos columnas con la leyenda «Plus Ultra», que significa «más allá», representan la obra hispánica en el Nuevo Mundo. En un momento en que la mayoría de la comunidad científica creía que la tierra acababa en la costa occidental hispana, se evidenció que no era así, llevándose a cabo el descubrimiento de nuevas tierras, que a la postre crearía naciones hermanas al otro lado del océano.

Fuente: http://www.galeon.com

Guripa · 2 junio, 2012 a las 19:16

S. Juan escribió el Apocalipsis en Patmos, una de las islas del mar Egeo que forman parte del Dodecaneso, durante el destierro que sufrió bajo el emperador Domiciano, probablemente hacia el año 96. Las destinatarias fueron «las siete Iglesias de Asia» (Menor), cuyos nombres se mencionan en 1, 11 (cf. nota) y cuya existencia, dice Gelin, podría explicarse por la irradiación de los judíos cristianos de Pentecostés (Hech. 2, 9), así como Pablo halló en Éfeso algunos discípulos del Bautista (Hech. 19, 2).

El objeto de este Libro, el único profético del Nuevo Testamento, es consolar a los cristianos en las continuas persecuciones que los amenazaban, despertar en ellos «la bienaventurada esperanza» (Tito 2, 13) y a la vez preservarlos de las doctrinas falsas de varios herejes que se habían introducido en el rebaño de Cristo. En segundo lugar el Apocalipsis tiende a presentar un cuadro de las espantosas catástrofes y luchas que han de conmover al mundo antes del triunfo de Cristo en su Parusía y la derrota definitiva de sus enemigos, que el Padre le pondrá por escabel de sus pies (Hebr. 10, 13).

Fuente http://www.aciprensa.com

- Madrid Market · 28 abril, 2023 a las 16:20

[…] simbólico el de recordar el Apocalipsis que ya se diera en su momento y no por casualidad. Los tapices hoy mostrados son esmeradas copias de los originales traídos a España desde Flandes por el rey Felipe II […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *