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3 commentarios

Luis asain · 20 mayo, 2012 a las 13:53

A lo mejor Pablo nos puede decir algo de como es el resto del programa si conoce el video entero.
Saludos

Jesús Carmona · 19 mayo, 2012 a las 17:18

Las palabras de Ávalos son extraordinarias, por su peso, su verdad, incluso su sintaxis auténtica…

Me pregunto cómo habrá sido todo el programa dirigido por Enrique Casas, pero prefiero aplacar mi curiosidad, puesque mi experiencia como espectador de estos productos es la de la contemplación sistemática de manipulaciones, insultos, etc.

Gracias por el documento puesto en juego.

Un saludo a todo el foro.

Guripa · 17 mayo, 2012 a las 20:33

El problema que subyace detrás de todos los intentos izquierdistas y separatistas de acabar con el Valle de los Caídos no es otro que el odio y el rencor no superados de esa chusma, aderezado con la falta de escrúpulos políticos típica de ellos, como viene siendo desde el orígen de esos partidos políticos y organizaciones afines. Cualquier intento de utilizar frente a ellos criterios racionales, históricos o religiosos chocará siempre con esa cerrazón obtusa que tantos disgustos ha causado a España.

Espléndida la intervención del ya difunto D. Juan de Ávalos en ese programa sesgado y malintencionado de La2 de TVE. Como dice el título de este post no harían falta más comentarios, pero no está de más citar alguna que otra opinión al respecto, como son las de uno de los arquitectos del Valle, D. Diego Méndez o la del mismísimo Jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde, impulsor y promotor del Monumento a los Caídos:

Nos dice don Diego Méndez, autor del proyecto de la Cruz y director de gran parte de las obras, lo siguiente:

«El monumento de los Caídos tuvo desde el principio, en la mente de su Fundador, un profundo significado. No se trataba de un gigantesco cementerio para los muertos de España. Se pretendía que su cristiano reposo fuese además homenaje de todo un pueblo a quienes le legaron una España mejor, y éste sólo será auténtico si lo mueve la fe en la inmortalidad del alma. El Monumento debería ser un templo donde la Iglesia desplegase su liturgia fructífera, que no sólo sería sufragio, sino que el culto al Supremo Hacedor daría plenitud al Valle de los Caídos.

»Para las generaciones venideras debería ser además recuerdo tangible de una tragedia. Lección perenne de nuestra historia […]. Y al Soldado Desconocido se levantaron monumentos en todas las ciudades, […] emocionado homenaje, sí, pero estéril y triste, porque el Soldado Desconocido no reposa bajo la sombra de una Cruz. El Monumento que España levantaba a sus Caídos debería tener un acento cristiano. Nuestros soldados tenían que reposar en tierra sagrada, en un templo santo […]. Cuando el tiempo pase y las generaciones futuras digan, aquí están enterrados unos héroes que lucharon y murieron cuando fue preciso luchar y morir, pero de los que nada sabemos, el Monumento habría pasado a ser una tumba gloriosa. Tumba, osario, panteón que sólo se visitase por curiosidad o con frío espíritu arqueológico, cuando no con una frívola inconsciencia del turista. Por eso la mente del Fundador lo concebía, no como uno más de los que a lo largo y ancho de España inmortalizan una acción guerrera, sino que en él debía de latir el pulso de la Patria con una profundidad y con un símbolo espiritual superior de un episodio, por muy alta que fuera su grandeza.

»Debió ser un Monumento latente, vivo, para que cuando el recuerdo del hecho actual se difumine en lo nebuloso del tiempo, no fuera necesario ir al Valle con un libro abierto, con una guía, para saber que esto se construyó por aquello. Debe recordar, inmortalizar a los hombres que en la aventura histórica supieron tender y defender el puesto que había que salvar a España […] Porque en fin de cuentas la idea del Fundador era que el Monumento fuese, nada más y nada menos, que el altar de la Patria, el altar de la España heroica, de la España mística y de la España eterna».

En el acto inaugural y apertura del Centro de Estudios Sociales dijo el Jefe del Estado, Excmo. Sr. Don Francisco Franco:

«¡Cuántos males hubieran podido evitarse si los problemas sociales de nuestro tiempo hubieran sido analizados serenamente bajo el signo de la Cruz y de las doctrinas de la Iglesia por hombres doctos y preparados y si el espíritu del Evangelio hubiera presidido las relaciones entre los hombres!».

fuente: http://www.hermandaddelvalle.org

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