El Valle de los Caídos es, para empezar y sin distinguir de religión ni de política, una obra de arte, y una de las más destacadas del siglo XX, original y armónica en su concepción y realización. No lo es, claro está, para quienes aprecian o fingen apreciar el sinnúmero de basurillas que pasan hoy por “arte moderno”, pero sí para quienes estiman la gran tradición artística occidental. Pues bien, ¿por qué los artistas e intelectuales españoles no ponen el grito en el cielo ante el acoso de los talibanes proetarras a este monumento sin igual?

El monumento es también un edificio religioso, y por tanto sujeto a unos derechos que están siendo vulnerados de manera constante por los talibanes del gobierno. Y sin embargo, las autoridades eclesiásticas hacen la vista gorda, no sé si temerosas de que los corrompidos y antidemócratas gobernantes los tachen de “franquistas” o porque encuentren el monumento “embarazoso” y prefieran perderlo de vista. ¿Por qué no plantan cara abiertamente al abuso, con toda la fuerza que les dan la ley y el derecho?

Es asimismo un monumento político, y lo es en doble sentido: a la victoria sobre la revolución y el separatismo, primero, y a la reconciliación sobre el olvido de los odios que destrozaron la república y pusieron en peligro la subsistencia de España, después. Todos los amantes de la paz y de la convivencia en libertad tendrían que levantar la voz ante el acoso al Valle por parte de los infames e irreconciliables, siempre afanados en resucitar aquello rencores de los que esperan réditos políticos. Y sin embargo, casi nadie se mueve, no sé si paralizado por el chantaje político de verse declarados retrógrados o porque realmente hay muy pocas personas a quienes interese la paz y la concordia.

Recuerdo el manifiesto en que intenté mover a algunos historiadores (lo conseguí con pocos, y el asunto quedó en nada: http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/legitimidad-del-franquismo-manifiesto-definitivo-del-valle-de-los-caidos-5726/

Las actitudes ante el Valle de los Caídos son definitorias y ofrecen la radiografía de un país moral, intelectual y políticamente ruinoso. ¿Cambiará tan siniestro panorama?

Pío Moa

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/

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1 comentario

Guripa · 25 octubre, 2011 a las 14:22

En el comportamiento de la Iglesia ante el ataque al Valle de los Caídos estamos viendo quién es quién. Y no me gusta lo que veo.

Tenemos ejemplos bien ilustrativos de la catadura moral de algunos cardenales, como Sistach o Setién, que permiten, toleran o colaboran con prácticas abortivas en hospitales bajo su responsabilidad (las denuncias contra el Hospital de San Pablo en Barcelona están ahí) o con el terrorismo de ETA (la cobertura que reciben los asesinos de la mal llamada iglesia vasca es bien conocida). Éstos son los culpables, pero ¿quién o quiénes son los responsables). No hay más que ascender en la pirámide jerárquica para hallar la respuesta.

Si en temas tan transcendentes éste es el comportamiento de la alta jerarquía eclesiástica, ¿qué podremos esperar de ellos en el tema del Valle de los Caídos, al parecer, de menor importancia?. Pues lo que tenemos. Cuando vino el Papa en la JMJ lo hizo con una petición (una al menos) expresa hecha al Nuncio Apostólico de Su Santidad rogando que el Santo Padre visitara el Valle de los Caídos, incluso que celebrase una misa en la lonja de la explanada posterior, donde las misas del frío del invierno pasado. El Papa ni siquiera paró en la puerta del Valle en su camino a El Escorial. No puedo asegurar quién tomó las decisiones al respecto, pero todas mis sospechas apuntan en una única dirección bien definida.

Los artistas, al igual que los intelectuales (la mayoría) en España, sabemos de qué pesebre obtienen el pienso. Sabemos qué servicios prestan al gobierno y también sabemos que carecen de moral, ideología, patriotismo y decencia. La izquierda caviar, los progres de SICAV’S y los rojos de moqueta y palco.

No tengo la menor duda de que el ataque al Valle de los Caídos es un medio, no un fín en sí mismo, aunque lo pueda parecer, de arrancar de España las raíces cristianas y de ensuciar nuestro pasado con manipulaciones tendentes a consolidar la obra de ingeniería social socialista, donde la España tradicional y verdadera deje paso a la granja de alienados ignorantes ateos, ansiada por la izquierda. En este fín colaboran los separatistas y los vividores de la desmemoria histérica, organizaciones parásitas de la sociedad, y movidos todos por el intenso odio al Caudillo invicto, que venció al comunismo, al socialismo y al separatismo paleto. Borrar su recuerdo y su obra es un primer paso, muy apetecible y goloso, en el objetivo último de la izquierda y la masonería: descristianizar España.

La ADVC está realizando una inmensa labor en la defensa de todo esto que está en peligro, labor que, en el futuro, verá agrandada su importancia con la perspectiva del tiempo.

Algunos nos ven como blanditos, pero el patriotismo exige actuar con inteligencia. Hay que comprender la importancia de hacer las cosas con cabeza y oportunidad. La constancia, la determinación y la claridad son armas muy efectivas si se usan correctamente y no debemos desaprovechar su correcto uso mientras haya lugar a ello, pero que nadie albergue la menor duda de que la defensa del Valle de los Caídos, su conservación material y espiritual, son tareas irrenunciables e ineludibles de esta ADVC, bajo cualquier circunstancia y de la manera que exijan los acontecimientos.

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