Quien entra al Valle de los Caídos, y mientras sube por la carretera de acceso al monumento, tiene la oportunidad de observar a mitad del recorrido de ésta, justo antes del majestuoso puente que salva la capichosa orografía de la finca, cuatro grandes cilindros de piedra que fueron instalados en este lugar como los «centinelas del valle».

Poca gente sabe la curiosa historia de estos grandes postes de granito…

Nació Giovanni Torriani (1500?-1585) en Cremona (Italia), en pleno renacimiento, en un momento en que Leonardo Da Vinci estaba en todo su esplendor creativo. Muy conocido desde joven en la Toscana, vino a España el año 1529 reclamado por el Emperador Carlos V, y ya como Juanelo Turriano, fue nombrado Relojero de Corte. En este puesto destacó como magnífico ingeniero y relojero además de fabricar ingenios mecánicos, tanto que fue una de las escasas personas elegidas por el Emperador.

De ésta época datan unos gigantescos monolitos de piedra que estaban abandonados en las municipios toledanos de Sonseca y Nambroca y que alguien sacó del olvido de siglos para dar esplendor a la carretera de acceso al Valle de los Caídos.

Estos postes fueron labrados de una sola pieza en sus magnificas dimensiones (11 metros de altura aproximadamente; 1,45 metros de diámetro y 54 toneladas de peso cada uno), por los canteros de Turriano para servir de contrapeso en un complicado artilugio diseñado por el italiano para subir agua del Tajo a la Imperial Toledo.

Muerto el Emperador Carlos I, impulsor de la idea, murió asimismo el proyecto (seguramente al morir al mismo tiempo la financiación del mismo), y los cuatro Juanelos empezaron a ver pasar los años creando musgo, olvidados en su cantera de Sonseca.

El 10 de Abril de 1940, cuatrocientos años mas tarde, un Guardia Civil jubilado, Dámaso Garoz Fernández, hizo llegar una carta al Jefe del Estado Francisco Franco haciendole saber de la existencia de los «Postes de Juanelo y su hija» olvidados en Nambroca y en las canteras de Sonseca, y recomendando los postes para el Monumento Nacional del Valle de los Caídos.

 

 

Rescatadas, como decíamos, para el Valle de los Caídos, el problema residía en el traslado de tan fabulosas piedras desde Toledo a Cuelgamuros.Para ello se llamó a consulta a los ingenieros del Ministerio del Aire encargados de la construcción del Aeropuerto Transoceanico de Barajas, quienes dieron su favorable informe tras estudiar tan peculiar traslado . Para ello se habilitaron varios camiones de las obras del aeropuerto, con unas plataformas dotadas de unas complicadas poleas, cables y grúas, en las que se trasportarían, siempre en el aire, los postes de uno en uno.

Cabe destacar el malestar que para las gentes de Nambroca produjo el traslado de los postes hasta el Valle de los Caídos. De hecho el Ayuntamiento de Nambroca en carta dirigida a Antonio Mesa y Ruiz Mateos, director del Consejo de Obras del Monumento Nacional del Valle de los Caídos en 1940 solicitan «algún auxilio economico, como compensación por la perdida que para el pueblo supone el traslado de los postes, máxime teniendo en cuenta el estado calamitoso en que quedó el pueblo de resultas de nuestra Cruzada y la ninguna ayuda prestada por los poderes publicos» .

 

 

 

 

 

El lento traslado de los “Juanelos” supuso un verdadero acontecimiento por aquellas localidades por las que pasaba la comitiva. Esto incluso dio lugar a unas coplas que se extendieron rápidamente por toda la comarca toledana.

“Los cantos de Juanelo ya van andando; llegarán a su sitio sabe Dios cuando”

La Dirección General de Correos y Telecomunicaciones acuñó un sello para conmemorar la inauguración del Valle de los Caídos el 1 de abril de 1959. En este sello , con valor de 80 céntimos de peseta, se aprecian el Risco de la Nava, la gran Cruz Monumental  y los 4 postes de Juanelo.

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4 commentarios

Fernando · 28 diciembre, 2015 a las 20:35

Me ha encantado esta publicación, ya que en ella encontramos la carta de mi tatarabuelo Damaso, que con tantos años en aquella época, redacta la carta para que la hagan llegar al por aquel entonces jefe del estado español. Muchas gracias por la publicación.

Jorge servert Naranjo · 21 junio, 2013 a las 22:46

El traslado de dichos Juanelos fue posible en parte a un ingenioso sistema que ideó mi abuelo, el coronel José Luis Servert, jefe de obras de Aeropuertos de España. Mediante dicho sistema se evitaba que los Juanelos se partiesen por las vibraciones y baches del trayecto. Los camiones también fueron modificados añadiéndoles, entre otras cosas, ruedas de avión, que eran las únicas que aguantaban el enorme peso de las piedras. Respecto al lugar de su colocación en el Valle, hasta donde yo sé, no es el inicialmente planeado, que era la explanada de acceso principal. El motivo era que, según cálculos, el puente que hay en la carretera del Valle no aguantaba el peso de los Juanelos.

Luis Gª-Mauriño · 18 julio, 2012 a las 18:18

¡Que patrimonio histórico y cultural tan maravilloso tiene nuestra Patria!
Y ¿como es posible que muchos que se dicen españoles quieran destruirlo?.
Ciertamente el peor enemigo de España está… en los propios españoles.

Guripa · 9 junio, 2012 a las 9:29

Curiosa la historia de estas columnas. Ahora ya no serán tan pocas las personas que la conozcan, gracias a que la ADVC realiza también una labor divulgativa y cultural sobre el Valle de los Caídos. De esta forma ayuda a una mejor comprensión y valoración de lo que significa y del valor histórico y artístico que atesora. Esto, incluso un socialista podría llegar a comprenderlo.

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