Ante el buen número de peticiones recibidas, transcribimos aquí la Homilía del P. Carlos Mata correspondiente al domingo 21 de Octubre del presente 2012.

No tiene desperdicio alguno.

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Querido hermanos en Xto Jesús:

Hoy la Iglesia celebra el Domingo Mundial por la Evangelización de los Pueblos, el DOMUND, y con ello se nos recuerda que todos los creyentes hemos sido llamados por Xto para predicar el Evangelio a todos los hombres y que, además, debemos cooperar económicamente con aquellas personas que han dejado todo, hasta su patria, para cumplir este mandato de Xto. Esto ya lo sabemos y no supone ninguna novedad porque lo hemos oído a lo largo de los años en multitud de ocasiones, tantas que, tal vez, nos deje indiferentes el escucharlo una vez más.

Igualmente se nos ha dicho que Occidente, que Europa, que España es también tierra de misión y que ahora es igualmente necesario evangelizar las naciones que en otro tiempo eran el núcleo de la cristiandad. Pero vamos a detenernos brevemente y veamos por qué España puede ser tierra de misión.

España, a lo largo de su historia, siempre ha tenido la característica, que no han poseído otras naciones europeas, de realizar sus grandes gestas históricas teniendo, de un modo u otro, como trasfondo la fe y la religión: pensemos en los ocho siglos de reconquista, en la época de la conquista de América y de las guerras en Europa en la época del imperio y, más recientemente, tenemos nuestra última guerra civil.

En las últimas décadas hemos ido dejando de lado esta particularidad y nuestra vida social, política y económica se ha ido desligando de todo cuanto pueda significar religioso. Hemos sido siempre una nación de extremos: o somos los más católicos del mundo o, por el contrario, si se trata de perseguir la religión nadie nos gana. Esta es otra de nuestras peculiaridades.

Pero porqué somos tierra de misión si, al menos estadísticamente, España sigue siendo una nación católica. Para empezar ya no somos casi ni nación pero es que, además, los valores morales que rigen a nuestros dirigentes y que, cuando menos, parece que son aceptados socialmente por una gran mayoría son valores edulcorados y con muy poca sustancia; por otro lado, hemos de recordar que nuestras instituciones básicas están atravesando una grave crisis: por ejemplo, la familia ya no responde al único modelo aceptable de hombre y mujer, sin mencionar el importante hecho de la, cada vez más alarmante, disminución de nacimientos; también poseemos una legislación aceptada socialmente por una mayoría que permite el aborto; el tipo de formación para nuestra juventud y para nuestra niñez dista mucho de fomentar los valores cristianos y de ahí que tengamos el uso de la píldora del día después, los macro botellones, la iniciación temprana en las prácticas sexuales de todo tipo, el aniquilamiento sistemático de la inocencia. La perversión de valores es tal que ya no es solamente que sean este tipo de cosas las que se legitimen sino que, por si fuera poco, ay de aquél que ose decir que todo esto está mal y que nos conduce al desastre. Así llegamos a que hemos transformado lo bueno en malo y a lo realmente bueno lo hemos de hacer callar hasta desaparecer.

Por si todo esto fuera poco consideremos el número de matrimonios fracasados, el retroceso de la práctica religiosa entre nuestra población, la disminución constante de los matrimonios realizados en el seno de la Iglesia Católica, así como de bautizos, de primeras comuniones, etcétera; ahora, además, contamos con el nuevo elemento de una incipiente persecución a los cristianos (recordemos lo que ha sucedido hace pocos días en un colegio católico de España). Según esto es de suponer que, efectivamente, España sí es tierra de misión.

Pero, ¿cómo ser misioneros en España? Pues con los mismos medios que lo fue San Pablo, San Francisco Javier, o Santa Teresa del niño Jesús, con los mismos medios que Xto nos dejó cuando vino a este mundo: ante todo con su gracia que ha de plasmarse en nuestras palabras y en nuestras obras. Los sacerdotes deberemos de predicar con valentía y vivir con coherencia lo que predicamos, los creyentes tendremos que vencer nuestro miedo, nuestro respeto humano, nuestra apatía y somnolencia y defender el nombre de Xto y de su Iglesia, propagar su enseñanza a tiempo y a destiempo. Tendremos que ser coherentes con nuestra fe y vivir según las enseñanzas del Evangelio, aceptando lo que no nos agrada o lo que no está de moda.

Deberemos acudir a la oración como medio indispensable para propagar el Evangelio, al igual que hiciera Santa Teresita; estaremos obligados a recurrir a la limosna auténtica, es decir, no a lo que nos sobre, para poder poner en práctica el mandato de la caridad (y por limosna deberemos de entender dar lo que tenemos: tiempo, dinero, conocimiento, etcétera). También deberemos emplear el sacrificio pues Xto fue, a través del sufrimiento, como nos redimió, nosotros también hemos de hacer lo que hizo Él: tomar nuestra cruz y seguirle.

Pero para ser misioneros, para evangelizar a España y al mundo el primer paso esencial es convertirnos nosotros mismos de nuestra mala conducta, arrepentirnos sinceramente y seguir con determinación los mandatos del Señor. No podemos dar lo que no tenemos, de ahí que lo primero que hemos de hacer es fortalecer nuestra propia fe y nuestra propia caridad.

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7 commentarios

Lalo Edelmann (Asturias) · 29 octubre, 2012 a las 12:14

Es infrecuente escuchar algo así en una misa, más aún desde hace unos años. Y supongo que esa homilía expresa el sentir de una parte de la Iglesia, pero lamentablemente no el de LA Iglesia. Porque en cierto modo el catolicismo, la Iglesia, tiene el enemigo dentro, como los curas nacionalistas. Si Jesús nunca distinguió entre seres humanos para reconocer a los hijos de Dios, de dónde vienen, qué defienden, qué representan las diócesis y los obispos y curas separatistas. Buena parte de la culpa, si no toda, es de las autoridades eclesiásticas, empezando por el propio Vaticano, por no actuar directamente y dejar claro que sólo hay una Iglesia Católica, una doctrina, un catecismo, y que sus principios y valores son universales y únicos, no interpretables ni manipulables.

Pedro G-B · 26 octubre, 2012 a las 19:45

Sencilla pero importante homilía que indica el camino para superar la triste situación que vivimos, camino que requiere de la verdadera heroicidad que exigen los momentos cruciales en la Historia de los pueblos. Honor, valor y trabajo.

Alfredo · 25 octubre, 2012 a las 15:47

«Efectiviwonder». Al pobre p. Carlos siempre le llamo p. Pedro… Gracias por la correcion.

Con Dios

Alfredo · 25 octubre, 2012 a las 14:46

Por si hay algun «despistado» en la web del Valle de los Caidos me refiero a la oficial de la Abadia,vienen todas o casi todas las homilias. Por supuesto también está la del p. Pedro. Simplemente hay que hacer un copia y pega y te lo llevas a tu ordenador. NInguna transcripción.

http://www.valledeloscaidos.es/homilias

    linares · 25 octubre, 2012 a las 15:19

    Precisamente porqué hay mucho «despistao», hace más de un año ya incluímos la web de la Abadía entre los enlaces de nuestra propia página.
    Cuando habla del P. Pedro, nos imaginamos que se refiere Ud. al P. Carlos Mata… ¿si?

Guripa · 25 octubre, 2012 a las 13:44

Tengo que felicitar con gran entusiasmo y reconocimiento está enorme homilía del P. Carlos Mata OSB. Es una obra maestra de la Verdad sobre la situación que se padece hoy en Occidente, Europa y, especial y crudamente, en España. Esta homilía es una auténtica lección de buen juicio y supone una tremenda llamada de atención a nuestra sociedad, dormida e indolente como nunca antes lo ha estado. Pero sobre todo es una tremenda reprimenda a los políticos y a la Corona. No olvidemos nunca que el título histórico y oficial del actual rey es el de Su Majestad Católica el Rey de España, entre otras posesiones de ultramar históricamente españolas o bajo su dominio y gobierno.

La situación hacia la que nos hemos ido deslizando desde el inicio de la idealizada Transición está originada en la prostitución de la verdad, en la sustitución de conceptos sólidos y auténticos por conceptos huecos y biensonantes. Así el Bien y el Mal, lo Lícito y lo Ilícito, lo moralmente aceptable o reprobable desde el punto de vista del Cristianismo, ha sido sustituido por una nueva religión llamada Democracia, en cuyo nombre todo vale, es bueno, lícito y aceptable si hay consenso o mayoría suficiente. Esto es, en sí mismo, una perversión y una estafa a la sociedad.

El Valle de los Caídos es desde hace tiempo el nuevo faro de la Cristiandad en España. Los monjes benedictinos son los auténticos y primeros difusores y guardianes de la Fe Católica. Las fuerzas del mal, representadas hoy en los partidos políticos hijos del relativismo moral y sus organizaciones afines y asociadas, pretenden acabar con este foco de verdad y de luz que se encuentra en Cuelgamuros. Por ello nuestra obligación como católicos, como españoles y como personas de bien es protegerlo y ayudar a conservarlo, pues es un bien moral y material en sí mismo, además de ser un monumento único en el mundo por sus contenidos materiales y espirituales.

Una vez más quiero expresar mi agradecimiento al P. Carlos Mata OSB por esta homilía, y toda la comunidad benedictina por su perseverancia, por su valentía y por su clarividencia en la evangelización de España que, como dice esta homilía, es hoy tierra de misión.

Ricardo · 25 octubre, 2012 a las 4:12

Felicito y agradezco a la asociación por la transcripción. Conforme iba oyendo el domingo en vivo las palabras del sermón pensé que es lástima no haberla grabado. Y me parece que es la primera vez que esto se me ocurrió con una homilía. Lástima que Intereconomía no haya transmitido esta Misa del Valle, para haber alcanzado a más público. Desde luego merecía la pena. Gracias también a los que pidieron recuperar el texto.

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