El abad del Valle de los Caídos advierte del riesgo del secularismo y recuerda la misión reconciliadora de la abadía de Cuelgamuros.

 

Sábado 3 de noviembre. Once horas. Por tercer año la abadía del Valle de los Caídos celebra la misa especial por todos los caídos. El abad recuerda que la misión de la abadía no es otra que elevar las plegarias por la reconciliación: «contribuir a superar los desplazamientos internos de la sociedad española».

Un llamamiento a la concordia «sobre la base de la magnanimidad y tolerancia recíprocos». Eso sí, el abad advierte que el proyecto común debe contar con el factor espiritual «porque cuando este es abandonado, cuando una nación rompe con Dios, corre el riesgo de romperse a sí misma porque su aglutinante esencial se ha disuelto».

La clave para superar las «palabras de discordia heredadas» –según el abad- no serán las leyes ni los partidos ni los formadores de la opinión pública sino «los corazones y las voluntades de colaborar al bien común respetando la Ley Suprema de Dios». Eso permitirá «poner fin a las contiendas, superar los enconos y consolidar en lugar de resquebrajar nuestra convivencia». Y todo ello, a la sombra de la cruz, que no es sino el símbolo cristiano de la reconciliación, «la garantía eficaz de la confraternización recíproca».

Es más, el abad considera que todo intento de reconciliación que no pase por la cruz y el altar «no resultará eficaz». Por eso el abad advierte de «amenazas a la paz religiosa que se creían ya superadas». A saber: «el antagonismo hacia los símbolos religiosos y las opciones morales del cristianismo».

Luis Losada. La Gaceta

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/una-nacion-rompe-dios-corre-riesgo-romperse-si-misma-20121106

Categorías: Noticias

1 comentario

Guripa · 6 noviembre, 2012 a las 15:18

Gran homilía del Padre Abad, como de costumbre. Las palabras que destaca este artículo de Luis Losada son muy apropiadas y oportunas a la situación actual que vive, mejor, que padece España ante las presiones y actuaciones de sus enemigos tradicionales, la izquierda, los separatistas y el relativismo liberal, pues entre todos ellos, unos por acción directa y otros por inacción cómplice y cobarde, trabajan a diario por dos fines: romper España y expulsar al Catolicismo, que es la esencia misma de España y de su unidad.

Desde que el PSOE y sus cómplices iniciaron el acoso al Valle de los Caídos se produjo en España un efecto no esperado por ellos: el resurgimiento de la Fe Católica. Aquel sagrado lugar se convirtió en un foco de evangelización a nivel mundial con sus misas a la intemperie televisadas. El mismo Padre Abad bautizó aquellas misas dominicales como «La Misa de España». Desde aquel Risco de la Nava en Cuelgamuros se extendía un claro mensaje cristiano, un mensaje de reconciliación y respeto, aunque, como es bien sabido y podemos comprobar a diario no surte efecto en los de siempre.

La inquina y la imposible reconciliación de los que no se quieren reconciliar, de los totalitarios del marxismo rampante que sólo conciben la imposición de sus aspiraciones de forma violenta y la aniquilación de los no afectos, por un lado. De otro, la derecha pagana y atea, que renunció a defender la esencia misma de España, adoptando los principios del liberalismo y colaborando indecentemente con quienes desprecian a España, a la Fe Católica y a su intrínseca unión e interdependencia. A todos ellos es a quienes se dirigen las palabras del Abad en esta homilía. Todos ellos son el mayor problema de España, tan por encima del problema económico que éste es hijo de aquél.

España sólo puede ser cristiana y católica. Renunciar a esta condición y buscar la desunión de sus tierras y de sus gentes socava nuestras raíces y nuestra identidad verdadera, y resulta intolerable para quienes sentimos la Fe y amamos a nuestra única patria. Sabemos que ser católico y español verdadero hoy es todo un reto, pero no vamos a renunciar a ello jamás. Esta generación no puede pasar a la historia como la que arruinó y despreció el sacrificio de nuestros antepasados para legarnos una España unida, grande y libre, que siempre se ha enriquecido con la diversidad de sus tierras y ha sido el mejor y más firme baluarte del Cristianismo. Grande por su historia y destino. Libre para vivir sólo sometida a la Ley de Dios y a la Ley Natural.

Ya es hora de que los que viven adormecidos despierten y nos pongamos a reconstruir España, haciendo frente a sus retos y a sus enemigos.

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