El senador Anasagasti demuestra llevar ya muchos años sin otra ocupación que procurar cerrar el Valle de los Caídos. Convendría a sus votantes reflexionar sobre el verdadero papel histórico del PNV desde su fundación, pasando por el verdadero desempeñado en la Guerra Civil y llegando hasta el presente, donde, a parte de no ayudar a superar la crisis económica, dilapida recursos públicos en reabrir heridas que su partido ya colaboró a abrir en el pasado.

 

Valga esta carta del historiador Pío Moa dirigida a él en el año 2004 a raíz de otra iniciativa en contra del Valle de los Caídos. Es que algunos no evolucionan, ni aprenden ni rectifican.

 

Carta abierta a Anasagasti

Por Pío Moa

 

Ha propuesto usted «cancelar» el Valle de los Caídos y trasladar los restos mortales de Franco a un cementerio particular. Porque, dice usted, «en el siglo XXI » no debería existir un monumento «a una de las partes de la contienda» donde está enterrado «el máximo responsable de aquella barbarie», «un general golpista» que ocasionó «centenares de miles de muertos, heridos, exiliados y encarcelados por el único delito de defender la legalidad constitucional vigente». Y compara usted a Franco con Hitler y Mussolini.

 

Estas frases suenan por lo menos extrañas en un representante del PNV. Porque, usted, como sabiniano típico, recordará que una parte de su partido se alineó directamente con el «responsable de la barbarie». Desde luego, la parte mayor prefirió al bando que, según usted, defendía la legalidad. Pero, como usted también sabe perfectamente, el PNV procedió bien pronto a traicionar a ese bando entendiéndose a espaldas de él con Mussolini y con Franco. Usted, señor Anasagasti, sabe que su partido entregó intacta a aquellos «bárbaros» la industria pesada y de armamentos de Vizcaya impidiendo los intentos de sus aliados izquierdistas de destruirla. Una industria, que sirvió de modo extraordinario al esfuerzo de guerra de los causantes –dice usted– de «centenares de miles de muertos, heridos, exiliados y encarcelados». Y no olvidará nadie, porque está ampliamente escrito y descrito, cómo su partido, no contento con hacer tal servicio al mayor responsable de la barbarie, le ofreció la mejor vía de ataque para destruir a los «defensores de la legalidad», vía que de paso dejaba oculta la traición del propio PNV.

 

Esto no son opiniones, señor Anasagasti, sino hechos plenamente demostrados, entre otros por testimonios de los propios nacionalistas, como el padre Onaindía. No se explica bien cómo un partido que saboteó en tal grado a los «defensores de la legalidad» y favoreció en igual medida a los equivalentes de Hitler, como usted los define, puede venir ahora con semejantes letanías. ¿Es caradura insuperable, o acaso chifladura? ¿O cree usted que casi setenta años después, «en el siglo XXI», resulta aceptable cambiar la historia por una historieta? Extraña filosofía, aunque no del todo incoherente con la conducta del PNV entonces. Una traición pretende tapar a otra.

 

Por otra parte hacer de Franco «el máximo responsable de aquella barbarie» exige un poco más de análisis. Usted sabe que en octubre de 1934 se rebelaron casi todas las izquierdas contra la legalidad republicana, contra un gobierno legítimo y democrático. Trataban deliberadamente de iniciar la guerra civil, y la iniciaron, y en esa rebelión desempeñó el PNV un papel por lo menos turbio. Ha olvidado usted este suceso trascendental, con 1.400 muertos en dos semanas y bastante incidencia en las Vascongadas. Como ha olvidado que en aquella ocasión Franco defendió la legalidad constitucional y ayudó a frustrar la intentona.

 

¿Qué pasó, pues, para que, en 1936, las derechas que defendieron la legalidad en el 34 se rebelaran a su vez? Pues pasó que tras las elecciones de febrero del 36 la legalidad y las reglas del juego democrático se vinieron abajo, conculcadas sistemáticamente por las izquierdas desde el poder y desde la calle. No lo ignoraba el órgano del PNV, Euzkadi cuando clamaba: «Nos alcanza en todas partes la descomposición del Estado español, estrago inmenso de su organización social, batida por la inmoralidad y la anarquía»; o hablaba de «las convulsiones epilépticas de un pueblo moribundo» (el español), en «momentos históricos de gravedad no igualada». El PNV sabía bien lo que ocurría y quiénes eran los responsables: los mismos que se habían alzado contra la «legalidad vigente» en 1934 y que año y medio después, dueños del estado y de la calle, volvían a hacerla trizas.

 

¿Por qué, entonces, terminó aliándose su partido, señor Anasagasti, con los responsables evidentes de aquella situación; por qué, siendo católico, apoyó a quienes exterminaban sangrientamente a la Iglesia, mostró tal insolidaridad con las víctimas y rechazó las ofertas de las derechas sublevadas? Sólo encuentro una explicación, y está en las ideas de Sabino Arana, el Maestro de su partido, tan imbuidas en sus adeptos. Ideas como ésta: «Si a esta nación latina (España) la viéramos despedazada por una conflagración interna o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas el que España prosperara y se engrandeciera». Sólo concepciones tales explican la alianza de ustedes con los revolucionarios y bajo la protección de Stalin, y también explican que los traicionaran en cuanto vieron que no triunfarían.

 

¿No tenemos derecho a sorprendernos, señor Anasagasti, de que exalte usted a los supuestos «defensores de la legalidad» en el pasado mientras en el presente su partido está volcado en una campaña contra la Constitución? ¿Pueden pretender una reforma razonable de la Constitución partidos como el suyo, que ha reducido a tan poco la democracia en las Vascongadas, donde buena parte de la oposición tiene que ir protegida contra asesinos nacionalistas, donde la policía autonómica no casi persigue al terrorismo, donde tantas normas constitucionales, empezando por símbolos como la bandera nacional, son conculcados cada día por su partido…? Sus propuestas tienen todo el aire de una provocación.

 

Y hay otra falsedad en su argumento señor Anasagasti: el Valle de los Caídos no está dedicado sólo a uno de los bandos. Fue concebido para conmemorar la victoria sobre la revolución (¿o cree usted que no hubo revolución?) y como emblema de reconciliación: allí no descansan los restos de soldados de una sola parte, sino de las dos. Descansan, es cierto, bajo una gran cruz, y esa reconciliación no podía ser aceptada por quienes detestaban la cruz y veían en la Iglesia una institución y unas personas a exterminar, y que siguen intentando erradicarla de la vida y la cultura españolas. Usted se está sumando a ellos, señor Anasagasti, y con su sectarismo, provocación y falsificación de la historia, está conjurando otra vez los fantasmas del pasado.

 

Desde luego, tiene usted derecho a pensar y expresarse como lo hace: se lo garantiza la democracia española que su partido está arruinando en las Vascongadas, donde expresarse puede resultar muy peligroso. Yo quisiera que los asuntos mencionados en esta carta no tuvieran a estas alturas más tratamiento que el académico y no afectaran a la política actual. Pero usted, como otros, se obstina en el revanchismo, echando por tierra el acuerdo de no utilizar el pasado como arma arrojadiza en la política de ahora. Acuerdo que permitió una transición bastante calmada a las libertades políticas, cuyos frutos están ustedes poniendo en riesgo ahora. Pero el mismo derecho que tiene usted a expresarse, lo tenemos los demás, y a poner en evidencia sus argucias. También con la esperanza, aunque cada vez más remota, de hacerles a ustedes conscientes de su responsabilidad en la escabrosa senda que han emprendido.

 

Libertad Digital. 24 de Noviembre de 2.004

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5 commentarios

Ricardo · 12 noviembre, 2012 a las 23:17

Después del reciente acierto de la Asociación del Valle de recordar tan elocuentemente la decisiva Misa de los benedictinos ante la tapia del Valle celebro y agradezco este nuevo gran acierto de reproducir la carta abierta que dedicó hace ya años el historiador P. Moa al pobre, penoso y monotemático parlamentario vasco. Desde luego se trata de un documento muy valioso -como tantos otros de este investigador- y que sigue estando plenamente de actualidad. Como yo no lo conocía me alegro de que se recuerde ahora. Es más, creo que interesaría darlo a conocer a los muchos españoles que valoran la existencia del Valle de los Caídos y la importancia de su significación para todos, pero no se ocupan de la política y no saben la calaña de los que intentan hacer daño a la idea y a la misma existencia del Valle. Esta Carta de P.Moa debería difundirse lo más posible, como por cierto también el discurso del senador A. Muñoz Alonso, dejando en ridículo al mismo político del P.N.V., en relación con el propio tema del Valle. Ahora que se acerca la fecha en la que algunos se acuerdan del Valle sería bueno poder distribuir ambos testimonios, al menos entre los que lo visitan, bien para rezar por los caídos y por la unidad de los españoles o como turistas. Creo que todos lo agradecerán después de leerlos.
Y ya que hablo de grandes aciertos, quiero reconocer también los muy bien traídos comentarios de «Guripa». Enhorabuena.

    linares · 13 noviembre, 2012 a las 0:59

    Gracias a Ud. D. Ricardo por estar siempre ahí.

Guripa · 12 noviembre, 2012 a las 9:05

«Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña»

«Así, desde el momento en que el judío no poseyó jamás una cultura propia, las bases de su actividad intelectual fueron suministradas siempre por otros. En todos los períodos, su intelecto se ha desarrollado merced al contacto con las civilizaciones que le rodeaban. Jamás ha ocurrido de modo contrario»

Es muy difícil, por no decir imposible, leer estas citas de Adolf Hitler y no encontrar paralelismos evidentes con las frases de Sabino Arana, en quien seguramente se inspiró en alguna ocasión.

Estos ejemplos tienen como pretensión poner en evidencia su terca hipocresía y mala fe cuando pretende establecer paralelismos inexistentes entre este asesino alemán y el Generalísimo Franco. La única equivalencia o paralelismo evidentes lo son con Sabino Arana, el ideólogo del partido racista, xenófobo y promotor de la violencia en que usted milita, el PNV, aunque no llegara a desencadenar una guerra mundial.

Estas cosas no suelen aparecer en los medios de comunicación de masas, prensa, radio o televisión, y ello resulta en un flaco servicio a la sociedad, porque le es escamoteada la realidad que se esconde detrás de palabras y frases biensonantes, pero huecas o pervertidas como las que usted utiliza en la política. Usted y el resto de políticos, ciertamente, pero en el caso de su partido, el PNV, como en el del NSDAP alemán, con una persistencia y continuidad admirables y poco o nada rebatidas por quienes debieran hacerlo en los foros y estamentos de la política española.

Le insisto de nuevo: deje la política, deje la mentira y la manipulación y arrepiéntase mientras esté a tiempo. Deje en paz a Franco, al que tanto debe su partido y sus dirigentes actuales, y usted mismo, y deje en paz el Valle de los Caídos.

Eso sí, le digo con total sinceridad que si llega a sentir ese arrepentimiento sincero y con él la voluntad de confesarse con un sacerdote, en el Valle de los Caídos le atenderán en todas sus necesidades espirituales con total entrega, disponibilidad y fidelidad al Sacramento de la Reconciliación, como lo denominó el Beato Papa Juan Pablo II.

Guripa · 12 noviembre, 2012 a las 8:00

«Para nosotros, no se trata de un problema ante el que debamos hacer la vista gorda, ni creemos que deba solucionarse haciendo pequeñas concesiones. Para nosotros, se trata de saber si nuestra nación podrá recuperar su salud, si se puede erradicar el espíritu judío de una vez por todas. No se engañen pensando que se puede combatir una enfermedad sin acabar con el portador de ese mal, sin destruir el bacilo. No créais que se puede luchar contra la tuberculosis racial sin que la nación se deshaga del portador de esa tuberculosis racial. Esta contaminación judía no remitirá, ni terminará este envenenamiento de la nación, hasta que el portador del mal, el judío, sea desterrado.”

Parte de un discurso de Adolf Hitler en Salzburgo en agosto de 1920. Por favor, senador Anasagasti, díganos que este discurso no se parece en nada al de Sabino Arana. Es que hay muchos que ven equivalencias entre ambos personajes, algo que seguramente usted podrá desmontar dialécticamente en un periquete.

Guripa · 12 noviembre, 2012 a las 0:32

Explíquenos, senador Anasagasti (le llamo senador, que increíblemente lo es, para evitar llamarle señor, que evidentemente no lo es), si militar en el PNV implica suscribir el ideario de Sabino Arana o no. Usted, que se empacha públicamente con palabras y conceptos como «decencia», «legalidad», «responsabilidad», «lógica», «sentido común», «dignidad», «democracia» y otras. Usted, que es senador español en el Senado Español, que cobra su salario y sus indecentes prebendas del Estado Español. Usted que ha jurado o prometido cumplir y hacer cumplir la Constitución Española. Díganos, senador Anasagasti, o mejor, conteste en este foro si suscribe, apoya y trabaja por hacer realidad el ideario de Sabino Arana, algunas de cuyas «ideas» y «teorías» son las siguientes:

Fuente: http://cierzo.blogia.com (en el centenario de la muerte de Sabino Arana)

Se cumple el centenario de la muerte de Sabino Arana Goiri, que falleció el 25 de noviembre de 1903 a los 38 años de edad. Sabino Arana fue fundador e ideólogo del Partido Nacionalista Vasco, de él se sabe que era racista irredento, xenófobo, antiliberal, sexista, misógino y ardiente defensor de lo que el franquismo llamó nacional catolicismo. Todo el mundo conoce sus terribles frases contra los españoles “exentos de sangre vasca” y hoy cabe preguntarse si todavía queda algo de esa ideología, no sólo en el PNV, sino en la sociedad, donde pervive un orgullo étnico peligroso y oculto . Las citas escogidas proceden de los periódicos y revistas en los que difundió su ideario, como «Bizkaitarra» «Baserritarra», «La Patria» y de su obra “¿Qué somos?” Juzguen ustedes mismos.

«El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español o no sabe andar, o si es apuesto, es tipo femenino». Bizkaitarra, nº 29.

«Nosotros, los vascos, evitemos el mortal contagio, mantengamos firme la fe de nuestros antepasados y la seria religiosidad que nos distingue, y purifiquemos nuestras costumbres, antes tan sanas y ejemplares, hoy tan infestadas y a punto de corromperse por la influencia de los venidos de fuera». La Patria, nº 39.

«Ya hemos indicado, por otra parte, que el favorecer la irrupción de los maketos es fomentar la inmoralidad en nuestro país; porque si es cierto que las costumbres de nuestro Pueblo han degenerado notablemente en esta época, débese sin duda alguna a la espantosa invasión de los maketos, que traen consigo la blasfemia y la inmoralidad». Bizkaitarra, nº 10.

«Nosotros odiamos a España con nuestra alma, mientras tenga oprimida a nuestra Patria con las cadenas de la esclavitud. No hay odio que sea proporcionado a la enorme injusticia que con nosotros ha consumado el hijo del romano. No hay odio con que puedan pagarse los innumerables que nos causan los largos años de dominación». Bizkaitarra, nº 16.

«¡Cuándo llegaran todos los bizkainos a mirar como enemigos suyos a todos los que les hermanan con los que son extranjeros y enemigos naturales suyos!» Bizkaitarra, nº 22.

«Les aterra oír que a los maketos se les debe despachar de los pueblos a pedradas. ¡Ah la gente amiga de la paz..! Es la mas digna del odio de los patriotas». Bizkaitarra, nº 21

«Gran número de ellos parece testimonio irrecusable de la teoría de Darwin, pues mas que hombres semejan simios poco menos bestias que el gorila: no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna; su mirada solo revela idiotismo y brutalidad». Bizcaitarra, nº 27.

«Antiliberal y antiespañol es lo que todo bizkaino debe ser». Bizkaitarra, nº 1.

«En pueblos tan degenerados como el maketo y maketizado, resulta el sufragio universal un verdadero crimen, un suicidio». Bizkaitarra, nº 27.

«El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón». Baserritarra, nº 11.

«La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español inexpresiva y adusta. El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe. El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español, es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras, y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos». Bizkaitarra, nº 29.

«El bizkaino es laborioso; el español perezoso y vago». Bizkaitarra, nº 29.

«Oídle hablar a un bizkaino, y escuchareis la más eufórica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si solo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias». Bizkaitarra, nº 29.

«Muchos son los euskerianos que no saben euzkera. Malo es esto. Son varios los que lo saben. Esto es peor. Gran daño hacen a la patria cien maketos que no saben euzkera. Mayor es el que le hace solo maketo que lo sepa. Para el corazón de la Patria, cada vasco que no sabe euzkera es una espina; dos espinas cada vasco que lo sabe y no es patriota; tres espinas cada español que habla euzkera». Baserritarra, nº 8.

«Etnográficamente hay diferencia entre ser español y ser euskeriano, la raza euskeriana es sustancialmente distinta a la raza española». Bizkaitarra, nº 11.

«¡Ya lo sabéis, Euzkeldunes, para amar el Euzkera tenéis que odiar a España». Bizkaitarra, nº 31.

“¿Qué es, pues, lo que respecto de la pureza de la raza se contiene en el programa nacionalista? Puede reducirse en los puntos siguientes:
1) Los extranjeros podrán establecerse en Bizkaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrán naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarán si habrían de ser expulsados, no autorizándoseles en los primeros años de independencia la entrada en territorio bizkaino, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.
2) La ciudadanía bizkaina pertenecerá por derecho natural y tradicional a las familias originarias de Bizkaya, y en general a las de raza euskeriana, por efecto de la confederación; y, por cesión del poder (Juntas Generales) constituido por aquéllas y éstas, y con las restricciones jurídicas y territoriales que señalara, a las familias mestizas euskeriano-extranjeras”.

“Si nos dieran a elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen Euzkera y una Bizkaya poblada de bizkainos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin dubitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaina con accidentes exóticos que pudieran eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia exótica con propiedades bizkainas que nunca podrán cambiarla”.

“Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contacto con los españoles y evitar así el cruzamiento de las dos razas”.

“Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera”.

Una vez que haya contestado si suscribe, apoya y trabaja por hacer realidad esas «ideas» y «teorías» explíquenos cómo puede usted ser senador en el Senado Español. Cómo puede usted convivir entre españoles sin sentir asco y odio por ellos. Cómo puede usted arrogarse legitimidad alguna para hablar hoy sobre la Guerra Civil. Cómo puede usted creerse con legitimidad para hablar sobre el Valle de los Caídos y pedir su voladura, destrucción o transformación.

Senador Anasagasti: haga las maletas de regreso a las Provincias Vascongadas, pida perdón a los vascos por colaborar en el permanente engaño en que les han hecho vivir durante décadas y el odio contra su patria, España, que les han inculcado en base a todas esa chorradas que le he traído a esta web, pida perdón al resto de españoles por contribuir a enfangar y saquear nuestra patria común e indivisible en beneficio propio y de los de su cuadrilla racista y luego, piérdase para siempre en las sombras del olvido.

Si no lo hace algunos trabajaremos porque usted, y todos los que con usted delinquen a diario contra España, contra su verdadera historia y por arruinar su futuro, terminen sus asquerosos días en prisión.

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