Tan sólo recordar a quien quiere comentar algo acerca de este fragmento de entrevista a Santiago Carrillo, que se sea moderado en los comentarios, que al contrario de lo que este señor hizo en vida, no hay que machacar a quien no se puede defender.

Muchas gracias.

 

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10 commentarios

Guripa · 20 diciembre, 2012 a las 9:45

Para quien se siente tan lejos de lo que aquí escribimos:

Para poder armar un discurso serio lo primero de todo debe ser partir de un análisis verdadero de lo hechos y no utilizar falsedades como premisas.

Los muertos del bando frentepopulista en la Guerra Civil no los causó el bando Nacional. Los soldados dispararon y mataron, sí, pero los muertos, todos, los de todos los bandos (porque hubo varios bandos dentro del Frente Popular que se asesinaron entre ellos) los causaron quienes asaltaron desde el Parlamento y desde los sindicatos de clase la poca legalidad que tenía la Segunda República, eliminando todo vestigio de poder del gobierno.

PSOE, PCE, PNV, ERC, UGT, CNT-FAI. Éstas son las siglas de los auténticos culpables de la Guerra Civil, de todos los muertos y de toda la ruina que asoló España. Toda esa chusma engaño, utilizó y forzó, en muchos casos, a gentes sencillas, ignorantes y manipulables que combatieron en el lado perdedor para establecer una dictadura del proletariado al estilo soviético. Así lo atestiguan infinidad de declaraciones de los líderes de aquellas formaciones, fácilmente consultables en internet. Nadie de esas siglas combatía por la libertad, como tan falsamente presumen hoy sus herederos ideológicos. Puede que algunos soldados de la República sí creyeran combatir por la libertad, pero lo hacían equivocadamente.

Ya está bien de victimismos y reivindicaciones basadas en mentiras y deformaciones de la verdad. Desde luego que había un bando malo y uno bueno. El bueno es el que luchaba por evitar el exterminio de la Iglesia, de la gente católica, de la burguesía y, en general, de la gente de orden y de bien. Este bando, el Nacional, fue obligado a elegir entre alzarse o ser exterminado por aquellos «demócratas» marxistas, anarquistas y separatistas. El que no entienda esto es que no ha entendido la Guerra Civil.

Luego habla está persona de muertos robados y reclama que se les devuelvan. Otra premisa falsa para llegar a una reclamación ilegítima.

En el Valle de los Caídos no hay muertos robados. Los que allí yacen en paz fueron trasladados por solicitud o con la autorización de sus familiares y siempre que cumplieran tres condiciones: ser español, ser católico y haber muerto en la Guerra Civil. Puede que haya restos de alguna otra persona que no cumpla alguna o todas de esas condiciones, pues es casi imposible, a veces, poder distinguir los restos individuales, dado el estado en que habrían quedado tras, por ejemplo, una explosión o un bombardeo. Esto es comprensible, pero no es menos cierto que serían casos anecdóticos. En su momento se trató de hacer las cosas bien, en todos los casos.

Admitiendo que pueda hoy haber alguien que no esté de acuerdo con lo que sus antepasados solicitaron o autorizaron, y pretenda hoy reclamar los restos de algún familiar, hay que puntualizar y centrar el asunto bastante mejor de lo que se ha podido leer en ese comentario de una persona muy alejada de lo que aquí se dice. En primer lugar hay que decir que tras casi 74 años del final de la contienda y dadas las condiciones de humedad de los osarios, es imposible (así lo atestiguan informes forenses recientes) distinguir los restos individualmente. En segundo lugar habría que analizar la legitimidad de alguien que se arroga la representación de todos los que hoy dicen querer exhumar los restos de sus familiares. Esta persona podrá hablar por ella misma, pero poco más. Y en tercer lugar, decirle a esta persona que no ha entendido la verdadera naturaleza del Valle de los Caídos, probablemente por desconocimiento de su verdadera historia. Las mentiras que se llevan virtiendo sobre este lugar, sobre la Guerra Civil, sobre la Segunda República y sobre Franco, desde 1975, han creado un clima social en contra de la «auténtica verdad», estableciendo una «verdad oficial» a gusto de los manipuladores y saqueadores de España.

Le diré a esta persona que se informe, que lea libros serios, que no se deje manipular o que no manipule ella misma.

Las inversiones que exige el Valle de los Caídos son moral, económica y socialmente exigibles. Desde luego que se llevarán a cabo, aunque sea de mala gana y con cuentagotas. Lo que no es moral, ni económica ni socialmente tolerable es que sigan existiendo aquellas organizaciones que causaron la Guerra Civil, y mucho menos que se financien con los impuestos. Esto sí que es una vergüenza para España y una afrenta intolerable para las víctimas inocentes de todos los bandos de aquel enfrentamiento. El fulano que da pie al artículo de esta web, el asesino y totalitario marxista Santiago Carrillo, es uno de los mayores criminales que ha dado España en su historia. Su nombre debería ser proscrito de todas partes y sus atrocidades puestas como ejemplo de lo que son el comunismo y el socialismo. Que no se haga así es otra vergüenza nacional.

Y para terminar, no hable usted de que nos tenemos que reconciliar. La reconciliación se trabajó y se alcanzó durante los años posteriores al final de la contienda, en los años de gobierno de Franco. Quienes dicen que se alcanzó en la Transición mienten. Lo que sí es cierto es que quien no quiere reconciliarse no lo hace, como ocurre hoy con todos estos vividores de la memoria histérica y de la política miserable. Pero los españoles de aquellos años, en su gran mayoría, por supuesto que se reconciliaron. Por eso fue posible una paz social y un progreso material durante 36 años después, unos logros puestos hoy en serio peligro por esta generación de delincuentes y sinvergüenzas que ocupan el poder desde 1975. El que no lo vea así es porque no quiere.

Ricardo · 17 diciembre, 2012 a las 0:45

Saludo a María Jesús.
Bienvenida a estas páginas en torno al Valle de los Caídos. Celebro la casualidad por la que participa. Es que usted tiene sobre este monumento una idea que parecen compartir bastantes personas -y no sólo los partidarios de Don Santiago Carrillo, del que hoy hablamos aquí-. A saber, que el Valle de los Caídos fue construido tan sólo para honrar a un tipo de españoles fallecidos en ocasión de la Guerra Civil. Y esto no es así. Fue construido para conmemorar a todos los que murieron entonces «por Dios y por España». Unos murieron más que nada por Dios, sobre todo los matados por ser sacerdotes, monjas, frailes o simplemente creyentes conocidos en el pueblo, y todos los demás, de ambos bandos de la guerra, perdieron su vida por España, por su respectiva idea del país que defendían. (Incluso fueron muchos los que cayeron desde luego por ambos ideales, el de Dios y el de su patria española.) Así que cuando se refiere usted a «los muertos que causaron los defensores de esa ‘patria’, los caídos por defender otras ideas legítimamente conseguidas» habla usted de personas que luchaban en uno de los lados de los que querían defender su ideal de eso, de España. Porque supongo que esas «ideas legítimamente conseguidas» eran ideas de y para España. Por consiguiente, las personas que usted menciona están sin duda alguna entre los que son honrados a diario en el Valle de los Caídos, y para los que se construyó este complejo, ahora hace más de medio siglo.

Otro tema es el de los que descansan en el Valle. Sin duda, no todos los fallecidos en ocasión de la contienda han encontrado su sepultura en este cementerio monumental. La mayoría han sido enterrados en su pueblo, al lado de sus familiares, o siguen reposando de forma más o menos deseable en el lugar en el que encontraron la muerte. Al Valle de los Caídos llegaron los restos de menos de cincuenta mil personas. Aproximadamente un diez por ciento del total. Los fallecidos y sepultados en los diferentes lugares de las batallas, cuando después de la guerra se fueron localizando al reconstruirse poco a poco los escenarios de la tragedia, tenían que responder a estos criterios, para poder ir al Valle de Los Caídos: *ser españoles (ni los italianos, ni los de las Brigadas Internacionales, ni los moros, ni los rusos ni los alemanes); *haber sido bautizados (en la segunda mitad de los años treinta, prácticamente todos los adultos habían recibido el bautizo al nacer); y *que los familiares no reclamasen los restos para darles ellos su descanso definitivo (para ello se consultó obligatoriamente a las familias).
O sea, al Valle se llevaron los restos de cuantos no eran reclamados y los de los que no constaba la identidad (más tarde los ejércitos y los registros civiles emplearon sistemas de identificación de las personas, pero cuando nuestra guerra no se había llegado aún a tanto, aparte de que más de un fallecido estaba tan mutilado por la guerra y los años que no podía saberse nada de la persona. ¿Iba a dejársele de nuevo en el cráter de la granada que lo destrozó o en la cuneta donde estaba malenterrado?
En suma, por sistema no se le negaba una sepultura digna a nadie que, estando identificado, no fuera reclamado por su familia.
Si usted, estimada María Jesús, cree saber que en el Valle de los Caídos se ha dado sepultura forzosa a determinada persona por defender ideas conseguidas por la República votada en 1931, puede tener la seguridad de que o se contaba con la conformidad de la familia o, por desgracia, no se podía saber siquiera a qué familia consultar.
Estará usted de acuerdo en que suena un poco a simple, y yo diría que pelín infantil, el pensar que el Valle se haya construido para que las huestes franquistas recorran luego los escenarios bélicos de toda España en busca de cadáveres de probos republicanos para robárselos a sus familias y llenar con ellos la cripta sepulcral del monumento…

Un poco como usted, estimada María Jesús, también yo he entrado en contacto con el Valle de los Caídos por casualidad, y voy ahora ahí a la misa dominical por todos los muertos en aquellos años fatídicos,a pesar de no haber sido habitual de oír misa alguna. Cuando un gobierno democráticamente votado creía que era progresista y republicano acabar con un monumento histórico construido medio siglo antes. Me indignó, como español, esta iniciativa, y poco a poco me convenció cada vez más el intento de, al honrar a todos las víctimas de la guerra, convencer a los supervivientes y a las generaciones posteriores de que los problemas de nuestro país sólo se podrán solucionar acaso al reconciliarnos y estar unidos, y desde luego jamás con unos enfrentamientos de partidos políticos parecidos a los que llevaron al 1936-1939, a los muertos y a un muy estético cementerio monumental en el centro de España.
Créame, María Jesús, el Valle no es lo que le han contado.

ROBERTO (CADIZ) · 15 diciembre, 2012 a las 4:10

Señores seamos claros este personaje si por el hubiera sido le hubiera metido fuego al valle sin haberselo pensado dos veces por que eso de la quema de iglesias tambien venia en su curriculum.

Maria Jesus · 14 diciembre, 2012 a las 19:27

He llegado a esta página por casualidad y he leido sus opiniones. Señores, me siento anonadada por sus comentarios. No puedo sino sentirme lejísimos de las personas que lo escriben. Pero verán, mis razones para considerar que el Valle de los Caídos no puede ser el monumento a la reconciliación nada tienen que ver con si unos son «los buenos» y otros los «malos», en este juego deshonroso en que se mueve el tema del futuro de este monumento.

Si fué un monumento realizado por Franco para que cobijara a los muertos por la «patria», pues bien, que allí reposen esos muertos e incluso el propio patrocinador del monumento. Con lo que no estoy de acuerdo es con que allí permanezcan los muertos que causaron los defensores de esa «patria», los caídos por defender otras ideas legítimamente conseguidas, de los que hoy sus familiares no queremos que allí estén. ¿Por qué no nos son devueltos? Nos los robaron y ni entonces ni ahora debieran estar juntos.

Nos podemos y debemos reconciliar; pero siempre partiendo del respeto que nuestros muertos se merecen. Los «nuestros», estoy segura de que no querrían permanecer en ese lugar y es justo que los tengamos con nosotros, donde nosotros queramos. Así pues, para empezar a hablar de monumento a la reconciliación es obligado que cada uno de los que allí restan vuelva al lugar de donde procede y que si queremos hacer monumentos nos lo pensemos dos veces antes de hacer inversiones improcedentes y desde luego cuando ya no existan opiniones de odio, como las que aquí he leido.

Antonio Gutiérrez · 9 diciembre, 2012 a las 23:50

Espeluznante… Espeluznante es ver cómo un asesino opina sobre un lugar que, como todo apunta, es desconocido en su objetivo para muchos Españoles. Escuchar hablar a este individuo sobre tan sacro lugar me hace imaginar a Hitler opinando sobre las labores de las ONG’s…

En España ha habido una conjura en la que la izquierda, auspiciada por la masonería, se ha consagrado como adalid de la libertad, la justicia y la verdad, hasta tal punto de contarnos quiénes fueron los buenos (ellos), y quiénes los malos (nosotros).

Nada más lejos de la realidad que querer ver sólo buenos en una parte y sólo malos en otra. Ni nada más lejos de la necedad el querer aceptar así las cosas por parte de este pueblo ciego.

¿Vienen a juzgarnos ellos? ¿los que destruyeron a España en una guerra fraticida? ¿los que acabaron con los valores? ¿Los promotores de la Cheká? ¿los que querían promocionar el monopolio del terror en España?

Me enjuga los ojos de lágrimas el ver cómo este país, pequeño y ennegrecido, se deja seducir por el mismísimo diablo…

Nada más, que Dios salve a España (si ésta se desea salvar…)

SALUDOS

Ricardo · 9 diciembre, 2012 a las 6:00

Hay que estar plenamente de acuerdo con las palabras y el razonamiento de «Hermenegildo».La tumba y la placa de granito no están en la Basílica para honrar a un célebre militar, a un exitoso político o siquiera a un conocido hijo de su tierra gallega, sino para recordar al hombre que tuvo la maravillosa iniciativa de este templo y de todo el Valle de los Caídos, y que guió hasta el final la realización práctica de la idea en todos sus detalles. Desde hace miles de años es tradición que los templos y monumentos de todos los pueblos y todas las religiones dediquen incluso una capilla o un sepulcro recordatorio a su fundador, o por lo menos -como en este caso- una placa o piedra lisa con el nombre y un apellido. Además parece claro que el fundador del Valle no necesitaba un monumento en la sierra madrileña. La obra suya en cuarenta años extremamente difíciles está ahí, a la vista de todos a lo largo de toda la tierra de los españoles,la España que dejó. Ese es su monumento
Y encima él no quería ser enterrado más que en el cementerio del Pardo, junto con su familia. Todo lo demás es intento de manipulación política de algunos, y todos deberíamos no hacerles el juego. Y repitamos una y otra vez que Franco está en el Valle por ser su patrocinador y fundador. Y como eso lo será para siempre, también para siempre deberá seguir por supuesto naturalmente allí.

Hermenegildo · 8 diciembre, 2012 a las 23:44

Carrillo afirma que un símbolo de reconciliación nacional no puede hacerse en torno a la tumba de Franco, pero el Valle de los Caídos no se articula en torno a la tumba de Franco. El monumento ya existía antes de la muerte del Caudillo y, como ya se sabe, no fue concebido para ser su última morada. El sepulcro de Franco allí tiene carácter accesorio, lo que no quiere decir que haya que exhumar los restos del Generalísimo.

Guripa · 7 diciembre, 2012 a las 23:49

Después de oír la voz de ese asesino que, gracias a Dios, ya ha comparecido en el más allá y ha dejado de contaminar con su hedionda presencia España, uno necesita hacer una pausa y serenarse.

Sr. Martín Villa: si ese individuo ha presumido de ser su amigo hágaselo mirar, por higiene más que nada.

La reconciliación, que es la expresión de la virtud cristiana del perdón mutuo, sólo puede tener lugar bajo el patrocinio de la Cruz. No hay reconciliación al margen de Dios, y esto, sus enemigos, quienes martirizaron y asesinaron a católicos, seglares y consagrados, ordenados y novicios, no pueden aceptarlo nunca, por lo que tener en cuenta su opinión al respecto es un ejercicio de estupidez estéril. Carrillo y la chusma como él, sus secuaces y palmeros, sus herederos ideológicos del PSOE, IU, UGT y los herederos de los racistas y xenófobos de PNV y ERC, nunca se reconciliarán con nadie, pues el odio es su verdadera razón de ser.

El Valle de los Caídos es el símbolo y el custodio de la reconciliación que se alcanzó durante los años del Franquismo, entre los españoles de todos los bandos que renegaron de cultivar el odio y la venganza. Esta gentuza como Carrillo, zETAp, Anasagasti y otros petimetres de la política y de la subvención no forman parte de quienes se puedan reconciliar, así que sus opiniones no deben tener el menor valor para nadie decente. La época del acoso al Valle que lideraron hasta hace poco no les permitió prostituirlo ni derribarlo, porque su enemigo es invencible.

La tumba de Franco nos debe servir a todos para rendirle tributo de agradecimiento por haber vencido en la guerra civil, garantizando la supervivencia de la Fe Católica en España, la verdadera reconciliación y el despegue de nuestra patria, en un clima de paz social, hacia la modernidad y el bienestar que hoy, los enemigos de la verdad y la decencia, se afanan en destruir.

Amparo · 7 diciembre, 2012 a las 16:07

Qué repelús oir de nuevo a Carrillo.Cierto,este personaje ya no se puede defender,pero ¿se pudieron defender las miles de personas que salieron a dar el » paseo» de las checas de Madrid? Dice que alrededor de Franco no puede existir nada relacionado con la reconciliación,justo el periodo más largo de Paz que hemos tenido en España.Pero claro,su idea de estadista la tiene en Stalin,uno de los mayores genocidas de la Historia.Carrillo regó nuestra Patria con sangre inocente,espero que esté rindiendo cuentas en el infierno.

Ricardo · 6 diciembre, 2012 a las 22:06

Curiosa esta grabación que alguien desentierra en estos días. Pero no descubre nada nuevo, ni siquiera la limitada inteligencia de Don Rodolfo Martín Villa (que creo que está aún vivo, por lo que se puede hablar así de él descubriendo Mediterráneos). Es que se hace el tonto, más de lo que pueda serlo, al decir que la pega del Valle de los Caídos es que él, el señor Martín, no tiene comprobado si todos los familiares de los allí sepultados han dado en su momento su conformidad… El que tenga un tan brillante pasado «franquista» no parece ser óbice para que quiera hacer creer que pueda haber dudado de lo que hacían y certificaban las autoridades de la época. Por cierto, creo que no consta que la familia del patrono y fundados del Valle haya sido consultada en 1975 sobre si se podía contravenir el deseo del interesado de descansar en la intimidad familiar del cementerio de El Pardo.
En cuanto al líder comunista, nadie habría esperado que él reconozca mérito alguno a nada de lo creado en España en el período entre el crimen estalinista de Paracuellos y la peluca de Madrid, durante el cual él vivía a las órdenes de su tan democrático Stalin. Y que nadie crea que su propuesta jocosa y frívola de cubrir el Valle con una espesa capa metálica pretendía protegerlo contra las ideas de cretinillos como el senador vasco y la periodista humanista apellidada Iglesias…
Obsérvese que la izquierda en general parece darle aún hoy muchísima importancia a Francisco Franco. Porque el inconveniente que ven al Valle no es la existencia y la belleza de esta obra de Franco en si,sino el hecho de que se le haya enterrado en el lugar de su creación, precisamente lo único que no había sido obra de Franco en el Valle. En fin, lástima que esos preclaros defensores del país sigan empeñados en tratar de ganar ahora la Guerra 36-39, en vez de colaborar en intentar recuperar España de los desastres de todo orden que ellos mismos nos han dejado.

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